Escrito por Samuel Grobeisen, Madrij de GAMP "Coaj".
Las convulsiones son una de las alteraciones mentales que todos creemos conocer, pero, alguna vez nos hemos detenido a pensar ¿qué son?, ¿por qué suceden?, ¿qué podemos hacer nosotros al ver a una persona convulsionando?
Las convulsiones son las reacciones de algún problema cerebral, ocurren porque se presenta una actividad eléctrica anormal en el cerebro. Cuando oímos la palabra “convulsión”, por lo general nos imaginamos a una persona moviendo su cuerpo sin control, la verdad es que no todas las convulsiones son de esa manera.
El tiempo promedio de una convulsión es de 30 segundo a dos minutos, y algunas de sus causas pueden ser: un grado de fiebre muy alta, algunas medicinas, golpes muy fuertes en la cabeza, enfermedades (siendo la más conocida la epilepsia), entre otras.
Las convulsiones se dividen en dos grupos: las convulsiones focales, que ocurren en sólo una parte del cerebro y las convulsiones generalizadas, que ocurren en la totalidad del cerebro.
Explicaré primero las convulsiones generalizadas, que presentan tres fases:
1. Aura: Podríamos considerarlo como un aviso que genera el cuerpo a las personas que van a convulsionar. Por lo general el aura se presenta en personas que sufren convulsiones muy frecuentemente pero también se puede presentar en personas que nunca hayan convulsionado.
2. Fase tónico-clónica: Son las contracciones bruscas de los músculos por los impulsos eléctricos. Son los conocidos movimientos característicos de una convulsión, esta fase se compone por movimientos tónicos. Estos ocurren cuando la persona “se estira” y la fase clónica que es cuando la persona “se contrae”. Las convulsiones son las alternancias entre la fase tónica y la clónica.
3. Estado post-ictal: En esta fase la convulsión ya ha parado y es cuando la persona se está recuperando, empieza a retomar conciencia y por lo general va a estar adolorido y confundido por lo que pasó.
Durante este tipo de convulsiones puede haber pérdida de conciencia, cierre de la mandíbula, pérdida de la postura, extensiones bruscas seguidas de contracciones bruscas, pérdida del control de esfínteres y por los movimientos tan agresivos la persona puede morderse la lengua.
Otro tipo de convulsión generalizada es ocasionada por la fiebre: este tipo de convulsiones pueden presentarse a partir de los 38°C de temperatura corporal en niños menores de 6 años. No se producen daños a largo plazo para el niño ya que no se presentaron por una actividad eléctrica anormal en el cerebro.
Ahora explicaré las convulsiones focalizadas. En este tipo de convulsiones la persona puede estar despierta, dura unos pocos segundos, produce un espasmo en una sola zona específica del cerebro y puede expandirse a otras zonas hasta llegar a producir una convulsión tónica-clónica.
1. Crisis focal simple: La persona está alerta durante este tipo de convulsión y va a empezar a sentir repentinamente sentimientos como alegría, enojo, tristeza, entre otros o también puede ocurrir que la persona vea, oiga, huela o sienta cosas que no son reales. La persona puede seguir haciendo la actividad que realizaba antes de que la afectara la convulsión.
2. Crisis focales complejas:
En este caso, la persona va a sufrir una pérdida de conciencia y al despertarse va a contar su experiencia como si vivió dentro de un sueño en ese tiempo; las personas que tienen este tipo de convulsiones por lo general generan tics, movimientos de la boca sin producir sonidos, caminar en círculos, parpadeos, entre otros. Las personas que sufren de este tipo de convulsiones frecuentemente también presentan un aura.
Pasando al tratamiento de las convulsiones cabe mencionar que hay muchos mitos sobre lo que debemos de hacer cuando vemos a una persona convulsionando, por ejemplo: tratar de parar los movimientos, intentar abrir la boca de la persona, meter un objeto en la boca para prevenir que se muerda la lengua, entre muchas otras. Todas las creencias que mencioné anteriormente son cosas que no debemos hacer durante una convulsión.
El tratamiento correcto durante una convulsión es intentar proteger la cabeza de la persona poniendo una chamarra, cojín, o algo que tengamos a la mano debajo de la misma, para que sirva como protección de un posible golpe en la cabeza que pudiera generar un daño mayor. Además, se puede aflojar prendas apretadas.
Una vez que haya terminado la convulsión, lo más óptimo es acostar a la persona lateralmente, revisar que pueda respirar de manera adecuada y llamar a una ambulancia lo antes posible, puede ser muy probable que la persona vuelva a convulsionar.
Marzo 2018
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