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Existimos para ayudar

Escrito por Moshe Rodriguez, Madrij de GAMP "Coaj".


“Existimos para ayudar” es el mantra por el cual GAMP “Coaj” se rige y lleva a cabo todas sus labores sociales y comunitarias. A lo largo de mi trayectoria dentro del grupo he podido ser testigo de cómo esto es cierto, pero nunca antes de una forma tan impresionante como en la que estoy por relatar.

El pasado miércoles 21 de marzo, tuve la increíble oportunidad de subirme como voluntario de GAMP “Coaj” a las ambulancias de Protección Civil de Cuajimalpa. Después de haber estado todo el día en la central, ayudando con lo que nos pedían, fue el momento de la verdad y sonó el teléfono por el cual anuncian las emergencias. La llamada era por un joven que se había caído de su bicicleta y se había lastimado.

Dejando la cálida central, nos dirigirnos hacia la lluviosa y fría noche: nos encontramos con el paciente apoyado sobre un coche, su cara con un poco de sangre y unos cuantos dientes caídos. En este punto eran las 19:30 y ninguno de nosotros creía que una caída menor iba a resultar en algo tan grave ni que iríamos a tardar tanto.

Al subir a nuestro paciente a la ambulancia y hacerle unas cuantas preguntas sobre lo ocurrido nos dimos cuenta de que su memoria no estaba funcionando correctamente, ya que cada a cada cinco segundos nos hacía las mismas preguntas: ¿qué fue lo que me pasó? ¿cómo estoy aquí?





Tras contactar al CRUM (Centro Regulador de Urgencias Médicas, para pacientes que no cuentan con un seguro médico) y que nos dijeran a qué hospital dirigirnos para que un médico recibiera a nuestro paciente, fuimos enviados a Xoco: un hopsital general de la CDMX que se encuentra en Av. México, colonia Benito Juárez. En este hospital las camas de urgencias pueden llegar a ser usadas hasta 3 días sin que muevan a algún paciente, por lo que hay muy pocos espacios para recibir a nuevas personas.

Llegamos al Hospital General de Xoco a las 20:10 con un paciente muy adolorido que seguía confundido, preguntando si se le habían caído sus dientes una y otra vez.

Tras una hora de espera a que nos recibiera el doctor fuimos por fin enviados a radiografías para que revisaran si nuestro paciente tenía una lesión mayor. La espera no acabó ahí, ya que nos hicieron hacer la fila varias veces por errores del mismo formato que ahí nos dieron. Tuvimos que ayudar al paciente a quitarse la ropa y a ponerle nosotros una bata para al fin pasar a rayos “x”. Eran las 23:40 y aún faltaban las tomografías para revisar si había daño cerebral, que viniera un neurocirujano a leer esos papeles y que se desocupara una cama para poder dejar a nuestro paciente, del cuál no nos habíamos separado de él desde que llegamos, hacía tres horas y media.

Mientras pasaba el tiempo vimos a mucha gente en situaciones deplorables: en muchos casos si el paciente no tenía registro los doctores no los volteaban a ver. Dieron las doce de la noche y al fin se desocupó una cama, el doctor nos indicó que dejáramos ahí a nuestro paciente y ahí concluyó nuestro trabajo.




A pesar de llegar cada uno de nosotros a la una de la madrugada a nuestra casa, a pesar de haber esperado cuatro horas por una cama para nuestro paciente, de haber soportado la indiferencia de los doctores y ver cosas horribles dentro de Xoco, ha sido de las experiencias más gratificantes en mi vida. Ese momento en que la familia nos agradeció y nuestro paciente se despidió de nosotros con la mano, me hizo darme cuenta de que lo volvería a hacer mil veces: hubiera soportado el trato hostil del personal, hubiera soportado otras cuatro horas por esa cama y hubiera soportado ver todas esas horribles situaciones.

GAMP “Coaj” se preocupa por los problemas de su entorno y nos da a los miembros del grupo diferentes tipos de experiencias que nos hacen mejores seres humanos: una de ellas es tener la oportunidad de ser voluntarios con Protección Civil de Cuajimalpa y ayudar a pacientes en el servicio de ambulancias.

Lo más impactante, es que ayudando a otros, en realidad nos ayudamos a nosotros mismos a crecer como personas, a ser más conscientes por nuestro alrededor y lograr ser más empáticos ante las situaciones e injusticias que vivimos. En lo personal me di cuenta de lo privilegiados que somos, lo hermoso que puede llegar a ser la palabra “gracias” y todo lo que puede englobar. Todo esto, con una simple experiencia de ayuda.

 

Marzo 2018

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