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¿Has salvado alguna vida?

Actualizado: 14 feb 2019

Escrito por Moisés Duek: Madrij de GAMP “Coaj”.


Perdí la cuenta de las horas de experiencia que llevo dentro de una ambulancia, no sé a cuántos eventos he asistido vistiendo un uniforme para reaccionar ante una improbable situación, he estudiado durante años y lo seguiré haciendo... En tanto tiempo y en tantas ocasiones he tenido algunas fracturas, ocasionales choques automovilísticos, infartos y hasta pude ver a la muerte de frente. Sin embargo, la mayoría de los casos que he atendido no requerían una atención y otros fueron principalmente preventivos.


La función ideal de un paramédico es ser un eslabón que haga la diferencia entre la vida y la muerte de un paciente, desde la eventualidad hasta poder llegar a una atención médica avanzada (con un equipo quirúrgico y un médico). Sin embargo, en la realidad la función de un paramédico incluye también la prevención y sensibilización para que esas maniobras no sean necesarias y que una atención completa, que marque la diferencia entre la vida y la muerte, o tan sólo una maniobra para rescatar a un atragantado se vuelven muy poco frecuentes.

Entonces no, diría que de una manera directa o por acciones puntuales que yo haya realizado no he salvado ninguna vida: no hay nadie que pueda decir que está aquí gracias a mí. Pero que sea poco frecuente no quiere decir que no ocurra, sino que no es muy probable que cuando ocurra esté yo.


Hay factores que están en nuestro control y otros que no lo están. Prevenir un accidente está en nuestro control, evitarlo no. Responder ante una enfermedad está en nuestro control, anticiparla para estar presentes no. Es evidente que no podemos evitar accidentes o predecir enfermedades y es imposible estar en todos lados todo el tiempo, pero lo que sí está dentro de nuestro control es aumentar la probabilidad de que alguien, no necesariamente nosotros, esté durante un siniestro y eso es exactamente lo que hago con GAMP “Coaj”.


Dediqué un año a capacitar en labores de atención prehospitalaria a muchachos jóvenes, inteligentes, hábiles y comprometidos. No hacen falta muchas sesiones para darse cuenta de que la labor de capacitación es un proceso de aprendizaje en todas direcciones. Estoy seguro de que todos los chavos obtuvieron muchos conocimientos, estrategias y algunos valores de mí y de mis compañeros. Sé que mis compañeros y yo pudimos entendernos, desarrollando habilidades de trabajar en equipo con personas muy distintas y estoy sorprendido de todo lo que fui capaz de llevarme de estos jóvenes llenos de energía, iniciativa y emoción, sinceramente creo que logramos que ellos aprendan de sus compañeros y se conocieran más a sí mismos, así como lo hice yo.


No hay nada tan enriquecedor como la experiencia de ver a un grupo que te admira crecer y madurar a la vez que te llenan de admiración mientras tu también creces y maduras. La labor de un educador nunca está completa y siempre continúa, de alguna manera abrí una ventana a que esos jóvenes aprendieran por sí mismos en el futuro.


Al día de hoy no he salvado una vida, pero sé que gracias a ellos muchas más vidas están seguras y podrán tener mejores oportunidades de salvarse si sufren de alguna urgencia.

 

Septiembre 2018.

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